La lucha por la igualdad: cómo las mujeres italianas recuperaron el derecho a transmitir su ciudadanía
Durante gran parte del siglo XX, la legislación italiana impuso un límite doloroso y discriminatorio: las mujeres italianas no podían transmitir su ciudadanía a sus hijos si estaban casadas con un extranjero. Esta regla, contenida en la Ley n.º 555 de 1912, reflejaba una visión patriarcal que subordinaba la nacionalidad de la mujer a la del marido, anulando su capacidad de transmitir algo tan esencial como la identidad nacional.
El inicio de la discriminación
Según el artículo 10 de la Ley 555/1912, una mujer italiana que se casaba con un ciudadano extranjero perdía automáticamente su ciudadanía italiana, sin importar su voluntad. Por tanto, sus hijos tampoco podían heredarla, incluso si ella había nacido y crecido en Italia.
Este sistema legal convirtió en “extranjeras” a miles de italianas por el simple hecho de enamorarse de alguien nacido fuera de sus fronteras. Y aún peor: impidió que sus hijos tuvieran derecho a la ciudadanía italiana, mientras que un hombre italiano sí podía transmitirla sin condiciones.
Una larga batalla legal por la igualdad
La reivindicación de este derecho no fue inmediata. Tuvieron que pasar décadas y varias sentencias judiciales para que Italia reconociera que esta situación era inconstitucional y profundamente injusta.
Cronología de las sentencias clave
-
-
Sentencia n.º 87/1975 – Corte Constitucional (16 de abril de 1975)
Declaró inconstitucional que la mujer perdiera su ciudadanía por casarse con un extranjero. -
Sentencia n.º 30/1983 – Corte Constitucional (9 de febrero de 1983)
Reconoció que desde el 1 de enero de 1948 (vigencia de la Constitución), los hijos de madre italiana y padre extranjero también son ciudadanos italianos. -
Sentencia n.º 12061/1998 – Corte de Casación (26 de junio de 1998)
Limitó la retroactividad de estas decisiones a partir de 1948. -
Sentencia n.º 15062/2000 – Corte de Casación (22 de noviembre de 2000)
Reafirmó que la ciudadanía es parte esencial de la identidad de la persona y que su carácter es imprescriptible. -
Sentencia n.º 4466/2009 – Corte de Casación, Secciones Unidas (25 de febrero de 2009)
Reconoció judicialmente el derecho a la ciudadanía de los hijos nacidos antes de 1948 de madre italiana, abriendo la vía judicial para quienes fueron discriminados por la antigua ley.
-
Una conquista que sirve de espejo para el presente
Esta batalla por la igualdad no solo cambió vidas. También dejó una doctrina sólida que debe guiar las decisiones actuales: el “status civitatis” no puede estar sujeto a discriminación. La ciudadanía italiana es un derecho fundamental que forma parte de la identidad personal y no puede ser negado por razones de género, nacimiento o lugar de residencia.
Hoy, en 2025, esta lección vuelve a ser urgente ante el nuevo decreto-ley aprobado por el Consejo de Ministros y discutido por el Parlamento, que busca limitar el reconocimiento de la ciudadanía italiana por descendencia solo a los nacidos en Italia, excluyendo a millones de descendientes nacidos en el extranjero.
¿Estamos repitiendo el mismo error histórico?
La situación actual es inquietantemente similar: se pretende crear una ciudadanía de primera clase para quienes nacen en Italia, y una ciudadanía limitada, condicionada o negada para quienes descienden de italianos pero nacen en el exterior.
Esto viola:
-
-
El principio de igualdad ante la ley (art. 3 de la Constitución italiana),
-
La doctrina del ius sanguinis, que ha regido históricamente la nacionalidad italiana,
-
Y contradice todo lo que los tribunales italianos han sostenido en materia de ciudadanía como derecho imprescriptible e inherente a la identidad.
-
El papel de los tribunales: un camino que ya se ha recorrido
Así como la Corte Constitucional y la Corte de Casación corrigieron en el pasado la discriminación contra las mujeres italianas, los tribunales volverán a ser el camino para restaurar la justicia si el Parlamento aprueba este decreto sin modificaciones.
La historia judicial italiana ya ha enseñado que no pueden existir ciudadanos de serie A y de serie B, y que ningún decreto puede anular los derechos fundamentales reconocidos por la Constitución.
Reflexión final: una mujer en el poder no puede permitir otra forma de discriminación
Resulta profundamente paradójico que esta propuesta legislativa haya sido impulsada bajo el liderazgo de una mujer: Giorgia Meloni, presidenta del Consejo de Ministros. Ella, que ha vivido en carne propia lo que significa abrirse paso en una estructura dominada por hombres, sabe perfectamente que toda discriminación, venga de donde venga, deja heridas profundas.
Como mujer, Meloni conoce bien la historia de las italianas que fueron privadas de su ciudadanía por amar a un extranjero. Hoy, tiene la responsabilidad histórica de no repetir el error desde otro ángulo: no permitir que se divida a los italianos entre nacidos dentro y fuera del territorio nacional.
La ciudadanía no es un privilegio territorial, es una herencia de sangre, de historia y de identidad.
Y los valores que sostienen a una república no deben fragmentarse por miedo, ideología o cálculo político.
Conclusión: la ciudadanía italiana no se hereda por fronteras, se hereda por sangre, por identidad y por historia
La lucha de las mujeres italianas nos recuerda que la justicia tarda, pero llega. Hoy, la misma valentía y determinación deben ser empleadas por los descendientes de italianos nacidos en el exterior. Ningún decreto puede borrar una historia familiar ni un derecho transmitido por generaciones.
La ciudadanía italiana no puede tener adjetivos.
Es un derecho pleno, igual y sin fronteras.
–
Abog. Johan Manuel Brett Giuntoli
Italiano nacido en el exterior y Especializado en Ciudadanía Italiana
BRETT GIUNTOLI & ASOCIADOS
www.abogadobrett.com
📩 Contacto: linktree.com/AbogadoBrett
Lee tambien: INFORME CONSTITUCIONAL SOBRE EL DISENO DE LEY QUE SE DISCUTIRA EL 20/05/2025 EN CAMARA DE DIPUTADOS